Innovar: valorización de la fracción orgánica

Cada pequeño esfuerzo por innovar encierra una pequeña revolución: el deseo de encontrar una solución diferente para resolver contradicciones y problemas anteriormente no resueltos. El deseo, al fin, de mejorar.

Romper con los esquemas previamente establecidos, tan difícil como necesario, es para algunos, entre los que no incluimos, una obligación y el sentido de nuestro trabajo: en nuestro caso, el de ampliar los atributos de un producto o servicio para satisfacer necesidades nuevas y complementarias.

Recientemente, un profesor de una conocida escuela de negocios, en el marco de una charla sobre la estrategia, reflexionaba sobre la cantidad de libros que versan sobre el sentido de la estrategia aplicado a muy diferentes campos: desde ‘El príncipe’ de Nicolas Maquiavelo  o ‘El arte de la guerra’, escrito por Sun Tzu,  pasando por Porter o Kaplan.

Desde Waste to Cash ponemos el punto de mira en ‘La estrategia del océano azul’, un libro sobre estrategia empresarial publicado en 2005, que explora la capacidad de las industrias de mejorar, completar o crear valores en sus productos para diferenciarse, generar una nueva demanda y alcanzar lo que en el libro se llaman ‘Océanos azules’.

Desde Waste to Cash, como agentes activos en la industria medioambiental, hemos reflexionado sobre las necesidades que debe cubrir el sector para cumplir con su función de concienciación y gestión medioambiental.

Cada momento de la historia no es sino un punto de inflexión en el que se apoyarán las nuevas maneras de hacer y trabajar y que generarán nuevas inquietudes y horizontes. Recientemente, Josep Maria Tost, Director General de la Agència Catalana de Residus (ACR), recordaba en una entrevista para El Periódico que fue en los años 90 cuando se pusieron en marcha las primeras políticas de reciclaje. Sólo en Catalunya existían más de 2000 vertederos incontrolados: el problema de los residuos era entonces sólo un problema de salud pública. Hoy ya no es sólo un problema. Es, quizá, el origen de nuevas soluciones en las que el binomio residuo-recurso es uno de los pilares para el desarrollo sostenible de nuestro planeta y sus ciudades.

Sin embargo, cada país se encuentra en un punto diferente: en un estado diferente. En esta carrera: existen países más aventajados, sociedades que poseen una tradición cultural más sensible hacia el cuidado y el respeto del entorno, así como existen países y comunidades que, por su nivel de desarrollo y las problemáticas asociadas precisamente al subdesarrollo, distan aún si quiera de plantearse cualquier tipo de mejora en la gestión de los residuos.

El tratamiento del residuo húmedo: la gran revolución

Como hemos ido poniendo de relieve en los anteriores posts, el gran campo donde tecnológicamente hay que actuar es sobre la fracción húmeda, la fracción orgánica, que siguen siendo, a pesar de todo, un 50% de todo el residuo solido urbano generado.

Si damos un vistazo a los objetivos que diversos ecoparcs de diferentes países de Europa establecen en sus webs, la mayoría de ellos marcan como objetivo minimizar el rechazo que finalmente va al vertedero.

Se está haciendo una gran labor de concienciación ciudadana sobre el reciclaje, sobre la separación de la basura que se genera para mejorar la capacidad de reutilizar los materiales y volverlos a introducir en el ciclo económico como materias primas para nuevos productos. Cierto.

Pero lo que no se está explicando abiertamente a la opinión pública es que después del esfuerzo (y las inversiones) en limpiar las ciudades, recoger la basura, llevarla a los centros de tratamiento y tratarla, finalmente más del 50% termina igualmente en el vertedero.

Se bioestabiliza para reducir su contaminación pero, finalmente, se entierra sin darle ningún otro uso alternativo, sin volverla a introducir en el ciclo económico.

Desde Waste to Cash apostamos por trabajar técnicamente para encontrar soluciones a este problema real que se continúa, y nunca mejor dicho, enterrando en los vertederos. Una gran cantidad de recursos válidos que siguen escondidos. Recordemos lo dicho en nuestro primer post sobre qué es residuo. Es el propietario quien al considerar que no tiene valor residual lo clasifica como residuo.

Como propietarios, podemos cambiar esa realidad, si podemos darle un uso. ¿Realmente todo el material que se entierra en los vertederos no tiene valor? Nosotros estamos convencidos de que sí lo tiene y apostamos por ello.

Poder transformar el RSU…

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En una material…

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Con estas características…

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